martes, 13 de mayo de 2014

Entender el creciente papel de los anticuerpos ampliamente neutralizantes.

¿Es posible que los mismos anticuerpos que se han convertido en el eje central de la investigación en vacunas puedan tener un papel en el tratamiento o incluso la curación del VIH?
El descubrimiento constante de proteínas que actúan contra la infección (denominadas anticuerpos) capaces de neutralizar un amplio abanico de distintas cepas del VIH ha revolucionado la búsqueda de una vacuna preventiva del VIH de eficacia global (véase 'Cuestiones básicas' del VAX de febrero de 2007'Entender los anticuerpos neutralizantes'). Desde que se identificó la primea oleada de los denominados anticuerpos ampliamente neutralizantes (bNAb), en 2009, la investigación en la prevención del VIH ha llevado a cabo numerosos progresos en la comprensión de cómo estos anticuerpos son capaces de neutralizar el virus de forma tan eficaz y se está empezando a aprovechar este conocimiento en el desarrollo de nuevas candidatas a vacunas. Por otro lado, equipos de investigadores del ámbito de la prevención del VIH actualmente están demostrando que estos mismos anticuerpos ampliamente neutralizantes pueden desempeñar un papel terapéutico que podría incluso impulsar la búsqueda de la cura de esta infección.

El arsenal inmunitario de los anticuerpos

Los anticuerpos están implicados en un amplio abanico de actividades inmunitarias que permiten al organismo combatir las infecciones. Los producen las células B, un tipo de células inmunitarias que se activan cuando se ven expuestas a un patógeno, como el VIH. Una vez activada, la célula B se convierte en una célula del plasma que genera anticuerpos contra un patógenos específico. Algunos de los anticuerpos específicos del VIH son capaces de neutralizar el virus uniéndose directamente a este. Sin embargo, no todos los anticuerpos son neutralizantes y, de hecho, tanto los neutralizantes como los no neutralizantes también actúan a través de otros mecanismos. Algunos ayudan a que determinadas células inmunitarias cumplan su cometido. Por ejemplo, los anticuerpos pueden unirse a células ya infectadas por el virus y facilitar su destrucción por otras células inmunitarias a través de un mecanismo denominado citotoxicidad celular dependiente de los anticuerpos (o ADCC, en sus siglas en inglés, véase 'Cuestiones básicas' del VAX de enero de 2010 sobre 'Entender las funciones de los anticuerpos: Más allá de la neutrali...). Los hallazgos procedentes del RV144, un ensayo de eficacia de una vacuna contra el VIH que por primera vez evidenciaron un modesto grado de protección frente al VIH, apuntan a que es probable que los anticuerpos no neutralizantes inducidos por las vacunas experimentales facilitasen el proceso de ADCC, lo que sugiere que esta función de los anticuerpos puede desempeñar un papel importante.

Anticuerpos en acción

A raíz tanto de los resultados del RV144 como de los recientes descubrimientos en torno a los bNAb, existe un amplio consenso entre los investigadores en que una vacuna preventiva del VIH tendría que inducir algún tipo de respuesta de anticuerpos. Un puñado de estudios recientes también han señalado que los anticuerpos pueden desempeñar un papel importante a la hora de tratar el VIH, o incluso de acelerar la búsqueda de una cura de esta infección
Por lo general, una cura implica la eliminación completa de un virus del organismo. Sin embargo, en el caso del VIH, también es posible que una persona tenga cantidades residuales de virus, pero no sufra ningún perjuicio por ello aunque deje de tomar el tratamiento antirretroviral. En este caso, el sistema inmunitario es capaz de mantener a raya al virus que pueda quedar. Esta situación se conoce a menudo como cura “funcional”.
La terapia antirretroviral previene la propagación del VIH actuando sobre diversas etapas del ciclo vital del virus, pero los fármacos no matan el VIH directamente ni eliminan todos los virus de una persona. Como consecuencia, si se interrumpe la toma de la terapia, se produce un rebote de la carga viral, lo que hace que el tratamiento deba tomarse de por vida. Por esto, la investigación se ha centrado cada vez más en la búsqueda de distintas estrategias para curar a las personas con VIH. Un enfoque que ha resultado prometedor en bebés es el uso de forma precoz e intensiva del tratamiento (véase 'Lo más destacado' en este mismo VAX). Otras estrategias implican el uso de complicados métodos para atraer al VIH fuera de sus escondites en el organismo y eliminarlo mientras la persona toma antirretrovirales. Otro enfoque que ha tenido cierto éxito en modelos animales implica la administración de algunos de los mismos bNAb que forman parte central de la investigación en vacunas contra el VIH.
En 2012, un estudio reveló una combinación de bNAb era capaz de controlar de forma eficaz la replicación del VIH en ratones humanizados (modificados genéticamente para que presentaran los componentes del sistema inmunitario humano). Tras interrumpir el tratamiento, los ratones tratados con anticuerpos fueron capaces de controlar el VIH durante un periodo de tiempo incluso superior al de los ratones que sólo recibieron antirretrovirales.
El pasado año, los informes de dos equipos de investigadores reflejaron unos hallazgos similares en monos tanto cuando se empleó un único bNAb como cuando se usó una combinación de varios bNAb. En ambos estudios, la infusión de estos anticuerpos redujo de forma significativa la cantidad de virus en sangre. Esta supresión de la carga viral se prolongó durante semanas, mientras los niveles de anticuerpos se mantuvieron elevados. En un caso, un único anticuerpo fue capaz de alcanzar el mismo nivel de supresión viral que una combinación de varios bNAb. Incluso se observó que los monos tratados con anticuerpos llegaron a cargas virales indetectables con mayor rapidez que los humanos infectados por VIH que tomaban antirretrovirales, lo que sugiere que estos potentes anticuerpos pueden desempeñar un papel en el tratamiento antirretroviral o incluso impulsar los esfuerzos para conseguir una cura.

Futuras orientaciones

Un equipo de investigadores del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE UU (NIAID) está inscribiendo a personas con VIH en el primer ensayo clínico que evaluará el potencial terapéutico de un bNAb descubierto en dicha organización. No es la primera vez que se prueban los anticuerpos como tratamiento, pero se esperan resultados incluso mejores con los nuevos y más potentes anticuerpos disponibles hoy en día.
El plan de acción para la investigación en la cura del VIH establecido en 2012 sitúa a los anticuerpos en una posición destacada entre las estrategias para controlar la replicación viral y la eliminación de las células ya infectadas por el VIH. Aunque la investigación de la cura se encuentra aún en la cuna, se trata de un campo floreciente. Y aunque estos científicos se enfrentan al reto de descifrar el modo de inducir estos poderosos bNAb mediante una vacunación, el principal escollo para su uso en el tratamiento será el diseño de anticuerpos con la suficiente potencia, lo suficientemente fáciles de elaborar y lo suficientemente prácticos para su administración a millones de personas con VIH en todo el mundo.

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